El titeretero
dic
07
Es para darles con el gusto que les confieso que yo, Edward Pabst , soy un enfermo mental. Una especie de virus que, por placer, infecta la verdad y manipula a diestra y siniestra corazones y cabezas.
Es meramente por mi incapacidad de encontrar en la realidad suficientes estímulos, que me alejo de ella. No por ser débil como para soportarla, sino por ser demasiado fuerte. Y es precisamente en esta fuerza que reside mi dolencia. Dolencia que distraigo hundiéndome en la laboriosa y eterna tarea convertir a quienes me rodean, en personajes de mis guiones dramáticos. Así me entretengo, cual dramaturgo en el estreno de su obra, al ver como se desarrolla la trama de la historia que les he inventado. Historia en la que todos son personajes principales y secundarios a la vez. Excepto por mi mismo que, por puro egocentrismo y egolatría, encuentro la forma de situarme siempre en el centro, cual maestro de ceremonia.
Para quien se compromete en dicha tarea, no existe peor afrenta, ni arma que le sea mas efectiva usada en contra, que la total indiferencia. Bien dijo Oscar Wilde: "Solo hay una cosa peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti...". Pero una vez que se prueba el excitante néctar de interpretar -inconscientemente- mis libretos, no se puede ya abandonar el estilo de vida que he propuesto. Después de sujetarse a lo que uno cree firme para no ser arrancado del suelo por una tormenta de pasiones digna de la tragedia griega, uno se sentiría vacío viviendo una vida común. Superfluo... como si levitase por encima del mundo, incapaz de sentir el contacto con la tierra. La solución sería matarme. Debería, por el bien de todos, ser aniquilado. El problema es que esta, mi locura, es mi secreto. Y así como un loco jamas reconocerá su locura, los títeres de mi obra, jamás se moverán por si solos. Su necesidad de quien los mueva se iguala a mi necesidad escribirles el guión para que pueda yo escapar de la realidad. Así formamos esta relación de quid pro cuo, en la que juntos, completamos la obra de la vida.
6 Opiniones:
Un verdadero placer formar parte del elenco de la obra de teatro de tu vida Edward Pabst, la cual en algún momento y de cierta forma también se ha convertido en la nuestra, o en la mía al menos... Encuentro apasionante interpretar los papeles que has escrito con tanto esmero y aun sabiendo que no soy la autora del mío y arriesgándome porque no he leído nunca el libreto y desconozco el final, me entrego a la obra poniéndome la piel y adoptando la vida del personaje que has creado para mi… Que manera arriesgada de vivir la vida, dejándola en manos de un dramaturgo y director loco que en cualquier momento puede prescindir de nosotros, los actores actuales y bajar el telón, para salir a buscar nuevos talentos, dejándonos a todos en un teatro oscuro y vacio, donde tratar de encontrar la salida puede llevarnos quizás la vida entera… Asumiendo los riesgos y creyéndome capaz todavía de renunciar a mi papel, prefiero seguir actuando en el teatro de tus manos, encarnando tus personajes y formando parte de tu vida, siempre y cuando me permitas renunciar antes del fin del personaje que interpreto… Aplausos y felicitaciones para el dramaturgo, su magistral obra y su apasionante vida…
No se si renuncio o estoy despedida, sospecho lo segundo, pero si se que no estoy mas en tu obra... Es triste, pero es la realidad... No ha cambiado en nada lo que siento, quizás un poco (o bastante) lo que pienso, pero no se por que te lo digo, ya no tiene importancia para vos, si es que alguna vez la ha tenido; lo que importa es que la única actriz consciente de ser protagonista de tu drama, ya no esta mas en el reparto… Ahora si tengo suerte, quizás, pueda mirar desde afuera y ser una simple espectadora de tu vida… Es triste, tristísimo… Con todo el dolor del mundo me despido y en el fondo del alma espero que no sea para siempre, pero eso lo decidirás vos mas adelante, porque por más que mañana me muera de ganas de volver, no te lo voy a decir porque no esta en mis manos, sino en las tuyas darme de nuevo un papel… Éxitos y saludos…
El tambien rompio mi corazon... la verdad que me siento muy mal...
Ah, qué bueno! Todos tenemos alguito de ese Edward adentro...
Qué interesante lo que dice el Anónimo de dejar el teatro en manos de un loco...
Se, interesante... y raro, no? la reacción que uno menos esperaría ante una declaración como la que implica lo que escribí (que es una ironía, por cierto).
Si la conoces vos a la anonima XD.
Sigue sin cambiar lo que siento… Creía que se me había pasado la confusión, pero no, sigue igual, o quizás más vivo que antes, el sentimiento… Sigo esperando casi inconscientemente que me rescates de mis miedos y mis soledades y que me demuestres que los hombres no son lo que creo, para poder bajar todas las barreras y defensas ante vos, como casi lo hice alguna vez cuando éramos amigos… Pero se que no va a pasar, e irónicamente sigo aferrándome a “él”, que cada día confirma la imagen devaluada que tengo de los hombres, acrecienta mis miedos y me tortura y hace sufrir con sus perversiones y perturbaciones… No se por que sigo con una historia que me hace sentir cosas tan distintas a las que provocas vos en mi, cosas tan vacías, tan enfermas, que no son nada comparadas con la pureza y la nobleza de lo que siento por vos… Quizás es por la seguridad que da confirmar lo que uno piensa, por mas negativo que sea, o por resignación, o no se… Pero sospecho que es por mantenerme ocupada y distraída, para no acordarme de vos, para mentirme que no existís y nunca has existido, para fingir que la vida transcurre tranquila y felizmente, como si no te extrañara, como si no te necesitara… Mañana empieza un nuevo año y como se que vas a estar cada día mas lejos y cada día vas a ser mas difícil (como si eso fuese posible), espero que mágicamente te me olvides y espero sobre todo olvidar como un abrazo tuyo es capaz de desahogarme y sacarme el frio del alma… Que tengas un feliz año nuevo… Te quiero…
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